Ciclismo, naturaleza, fotografía.

CICLISMO, NATURALEZA, FOTOGRAFÍA, MTB, RUTAS.

jueves, 22 de septiembre de 2011

EL REVENTÓN 18/9/2011

El puerto del Reventón fue históricamente un paso bastante transitado por comerciantes desde el Siglo XIII hasta mediados del siglo pasado cuando dejo de utilizarse. En la actualidad este recorrido se ha convertido en paso obligado para senderistas y montañeros que quieran deleitarse con unas espectaculares vistas tanto al valle de lozoya como a la vertiente segoviana de La Granja. Para los que practicamos MTB, una preciosa subida no exenta de dificultad.


Viejo Pluviómetro en el Reventón

Hace un año que mi amigo Jose Carlos me hablo de esta bonita subida. Sin embargo sus impresiones las consideré de forma subjetiva, ya que realizó la subida a pata y además es una persona que nunca ha practicado ciclismo de montaña. Desde entonces investigué la manera más apropiada de encarar esta subida. Buscando la forma más ciclable de llegar hasta la cumbre. Acompañado de Zarza y Pequeño, acometeremos una ascensión que se caracteriza por su dureza y por los magníficos paisajes que nos muestran el valle de lozoya a nuestros pies.





Calles de Rascafria.

Iniciamos la ruta desde el centro de Rascafría, en la Plaza de la Villa, junto al ayuntamiento, que fue rehabilitado en 1984 al estilo neomudéjar, una construcción que llama la atención a primera vista. Desde aquí cogemos dirección norte, hacía el campo de fútbol. Vamos saliendo del pueblo por unas calles adoquinadas, que me recuerdan el famoso "pavés" de las clásicas belgas. Aunque llevamos buena amotiguación, sufrimos lo nuestro. No me puedo ni imaginar la dureza del trazado de la Paris- Roubeaix para un ciclista de carretera.





Abandonamos Rascafría tras realizar un giro brusco hacia la derecha para tomar una pista forestal en perfecto estado. Tras superar  un paso canadiense iniciaremos una suave y bonita subida de unos siete kms de longitud. Atravesando un frondoso robledal, que en ocasiones se abrirá para regalarnos unas estupendas vistas al valle de lozoya. Nada más comenzar la ascensión, como suele ser habitual, Zarza prueba sus fuerzas, dejandonos atrás. Siempre manteniéndose unos doscientos metros por delante de nosotros.






Es una subida tendida con pendientes moderadas, no es necesario usar el platillo. Por esta zona nos cruzamos con dos féminas, una con el maillot del equipo PDM, que iban bastante atrancadas. Fueron los únicos bikers que nos topamos en toda la jornada. Esta subida finaliza en un cruce de caminos. A partir de aquí comenzamos un tramo de unos cuatro kms de falso llano alejándonos del Robledal de los Horcajuelos. Es una zona perfecta para aprovisionar agua, hasta dos fuentes naturales pudimos ver junto al camino, surtidas por el arroyo de las calderuelas.



La mayor dificultad que nos encontramos por esta parte del recorrido fue un rebaño de vacas en medio del camino, que durante unos minutos nos impidieron el paso. Sus amenazantes miradas, y los cuernos que algunas poseían fueron suficientes razones para meternos el miedo en el cuerpo. Menos mal que Pequeño sacó su lado "pastor" consiguiendo hacerlas entrar en razón.






Escondido entre la vegetación y los pinos, a mano izquierda, encontramos una curiosa formación rocosa de caprichosas formas. Conocida con el nombre del Carro del Diablo. Cuenta la leyenda que el arquitecto, Juan Guas, vendió su alma al diablo para poder terminar en el plazo acordado la catedral de Segovia, antes de finalizar la segunda torre rompió el acuerdo. Lucifer se vengó convirtiendo en roca el último carro que transportaba materiales por estos caminos hasta Segovia. Esta es la razón por la que una de las torres de la catedral de Segovia tiene menos altura. En realidad esta figura tiene un parecido más razonable con un osito que con un carro. Aunque esto depende más de la interpretación que cada uno le pretenda dar. En "El libro de la Montería" del rey Alfonso XI, alla por el siglo XIII, ya mencionaba esta montaña como lugar ideal para la caza del oso.


Carro del Diablo.

Unos metros después iniciamos el verdadero ascenso al puerto del Reventón. Abandonamos el camino de la mata para tomar una pista señalizada como la RV4, también llamada "Ruta del Paisaje", que forma parte del conjunto de rutas verdes que se pueden realizar por el entorno de Rascafría. Esta pista se construyó a finales de los años 70 con motivo de la repoblación forestal, que eliminó parte del antiguo camino de subida al Reventón. Pese a ser un camino de montaña su estado de conservación es bastante bueno, solo en algunas curvas nos encontraremos dificultades al pedalear, por la presencia de piedras sueltas y pequeños bancos de arena. A partir de aquí tenemos 5,5 kms de dura subida en busca del monolito cilíndrico de piedra, erigido en 1910 en memoria del teniente coronel Ibáñez Marín, que realizó los trabajos cartográficos de esta parte del Sistema Central.





La primera rampa de entrada es para asustar, con una pendiente que en ocasiones llega al 15% de desnivel. Como en la anterior subida, Zarza vuelve a imprimir un ritmo alto que no podemos seguir. En seguida tengo que recurrir al platillo para no quedarme tirado. Durante los primeros 400 metros la pista discurre bajo el abrigo de unos pinos. Luego la vegetación desaparece para el deleite de nuestros sentidos. Ofreciéndonos en todo momento unas vistas de impresión al valle de lozoya. Aunque me encuentro con buenas sensaciones prefiero ser cauto y no desgastarme demasiado. No conozco la subida, ni tengo referencias de nadie que la haya subido en bici. Lo mejor en estos casos es ir un punto por debajo. Guardando fuerzas por si más adelante se hace necesario emplearse a fondo.




Desde el comienzo habíamos iniciado la ruta con una temperatura muy agradable. Quizás, algo suave para la estación en la que estamos. La sierra madrileña nos había recibido con un cielo encapotado, en constante amenaza de lluvia. He de reconocer que este tipo de clima me viene fenomenal. Siempre he tolerado mejor el frío que las altas temperaturas y el sofocante calor. A medida que ganábamos metros, la sensación de frío iba apoderándose de nosotros.




La subida al puerto del Reventón, desde Rascafría, es sin duda, una de las más espectaculares de todas a las que me haya enfrentado hasta la fecha. Desde el punto de vista físico es una ascensión que no te da tregua. Sin descanso. Desde el comienzo tengo que tirar de plato pequeño para llevar una cadencia de pedaleo aceptable que me permita llegar hasta arriba sin problemas. Realizo toda la subida junto a Pequeño alternándonos en cabeza, para paliar el fuerte viento que en ocasiones nos viene de cara. Por suerte, pasado el primer km, quizás el más duro, o eso al menos me pareció a mi, el resto de la subida se vuelve más humana, con pendientes más llevaderas, eso si, casi todas rondan el 10% de desnivel.

Valle de Lozoya desde el Reventón


Paisajisticamente hablando la ascensión reune todos los requisitos para ser enmarcada en un lienzo de un gran pintor. De echo desde los años veinte hasta los cincuenta algunos artistas y alumnos de "La escuela del Paisaje del Paular" se reunían en el Reventón para plasmar las excelentes vistas del valle de lozoya y su entorno serrano. La pista va ganando altura mediante la sucesión de zetas y curvas de herraduras, que dan un toque muy vistoso a esta subida. En cada revuelta nos podemos recrear con una panorámica alucinante al valle, donde allá a lo lejos destaca el embalse de Pinilla. Pero también se divisan las cumbres Carpetanas, además del pico Claveles y el majestuoso Pico de Peñalara.


Subida al Reventón.


Llevados 4,5 kms de subida la pista finaliza. Dando paso a un kilómetro "final-infernal" por una trialera pedregosa con una inclinación todavía más superior. La primera reacción es de seguir, continuar hasta donde se pueda. Tanto Pequeño como yo intentamos atacar estas agresivas rampas buscando la mejor trazada que nos permita sortear la multitud de raíces, piedras, musgo y demás obstáculos que nos obsequia el nuevo sendero. En una explanada cubierta de matorrales, donde en invierno las nieves lo cubren todo, rodeado de vacas, junto a un viejo pluviómetro y con el silencio como testigo, decido amargamente finalizar mi ascensión. El último km no es ciclable, al menos para mi, imposible continuar encima de la bici. Desconozco si algún "maquina" con piel de "pro" consiguió llegar hasta la cima sin descabalgar.




Aun así, Pequeño se adentró por la trialera durante unos metros, en busca del vértice geodésico, el limite entre provincias, llegar al monolito, la imagen de contemplar la vertiente segoviana. Su aventura finalizó unos metros más arriba cuando alcanzó a Zarza. Después de hablar con un par de senderistas que se cruzaron por el camino dieron media vuelta, recobrando la sensatez.


A veces en el mundo del MTB, es necesario bajarse de la bici para sortear algún obstáculo imposible de realizar encima de la bici, como superar una cancela o portichuela, pasar por encima de unas rocas, un árbol caído, vadear un arroyo, es decir, algo lógico dentro de las posibilidades que da la bicicleta de montaña. Lo que se denomina empuja-bike. Sin embargo me parece absurdo arrastrar la bici durante un km (lo que podría llevarnos unos 15 minutos, según nos comentan los montañeros), por un lamentable pedregal, para congelarnos de frío (a 2000 metros de altitud la temperatura rondaba ya los 8º). De momento este blog se ha dedicado al ciclismo y no al senderismo. Aunque reconozco que me quede con las ganas de hacerme la foto con el monolito. No sentí que la montaña me venciera, solo pensé que había llegado todo lo lejos que mi bicicleta me había permitido (encima de ella, por supuesto).



A continuación tocaba bajar todo lo subido. Este descenso que inicié haciendo trial-enduro durante 200 metros. Me sirvió para volver a recrearme con el bello paisaje que se abría ante mi. Con unas fabulosas vistas a la Sierra de Guadarrama, (no me canso de decirlo, impresionante!!!). Las altas velocidades que cogí en el descenso unido a un ambiente gélido, casi consiguieron helar mis manos. Hoy se me olvidaron los guantes!. Al llegar a la zona del carro del diablo cambiamos de dirección para tomar una nueva pista, que nos llevará en prolongado descenso cerca del Monumento al Guarda Forestal.



En este tramo intento perder mis miedos a las bajadas, procurando tocar lo menos posible los frenos, echando el peso del cuerpo hacía atrás en las rectas e inclinarlo en las curvas. Desarrollando mi poca técnica que tengo en este tipo de terrenos. Una curva mal trazada me devuelve a la realidad, ¡soy un paquete bajando!. Como diría aquel poeta: "Prefiero morir subiendo que matarme bajando". El recorrido esta plagado de helechos y altísimos pinos de porte recto y corteza asalmonada en la parte superior. Un lugar extraordinario para el disfrute de los sentidos. El olor y los sonidos que nos otorgan la naturaleza hacen que el resto de la ruta se convierta en un suculento majar que saborear. Un sitio maravilloso que deberíamos memorizar para cuando estemos en la zona sur de Madrid rodeados de ladrillos y cemento.



Este descenso finaliza en una bifurcación. Nosotros deberíamos haber continuado por la derecha en dirección al Mirador de los Robledos. Sin embargo Zarza había pasado momentos antes por esta zona sin detenerse. No se percató del cruce. Así que me lancé detrás de mis compañeros por el GR-10-1, un ancho sendero, que comparte recorrido con la RV5, otra bonita ruta verde que nos llevaría en sentido contrario al puerto de Cotos. Tanto corren los colegas que a veces se pasan de largo.





Pero no hay mal que por bien no venga. Lo cierto es que el objetivo de la ruta estaba de sobra cumplido, con la ascensión al puerto del Reventón. Al reagruparnos tras el largo descenso nos sorprendimos de la hora que era (las 12,45). Se nos había echo bastante tarde. Solo el ascenso al Reventón desde Rascafría nos había llevado casi cerca de 2 horas. Pequeño tenía compromisos familiares ineludibles y tenía que estar en casa a una hora prudencial. Al final el despiste nos vino bien.


Puente del Perdón y el Monasterio del Paular.

El resto de la ruta continuó por asfalto, por la  M-604, la carretera que comunica Rascafría con el puerto de Cotos. Antes de terminar pasamos por dos puntos de interes cultural y monumental. Primero fuimos a visitar el puente del Perdón, obra barroca en tiempos de Felipe II, llamado así porque en la antigüedad las autoridades realizaban los juicios junto al puente. Luego pasamos por El Monasterio de el Paular.








Esta espectacular construcción data del siglo XIV, aunque lo más llamativo es su retablo perfectamente conservado. En la actualidad es una abadía benedictina ocupada por monjes, pero también una parte del palacio esta habilitada como hotel, eso si, de cinco estrellas. Los dos últimos kms los realizamos por una senda ciclista compartiendo vía con peatones hasta alcanzar las calles empedradas de Rascafría, un bello municipio turístico del Alto valle de lozoya.




La ruta finalizó sobre las 13,00h después de recorrer 32 kms, realizados en 2h 45m (tiempo encima de la bici), a una media aproximada de 12 km/h. Un recorrido corto pero intenso incluyendo el ascenso al puerto del Reventón, una subida que solo pueden disfrutar los que tenemos ruedas gordas. El valle de lozoya es un lugar mágico que da a sus visitantes multitud de posibilidades tanto turísticas como deportivas. Lo mejor, como siempre, la compañía.


PERFIL:



TRACK DE LA RUTA:

7 comentarios:

  1. Muy buena también la de ésta semana. Por cierto felicidades por las crónicas, da gusto leerlas además por las pinceladas extradeportivas que les imprimes.

    Saludos.

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  2. Me quedé con las ganas de subir hasta arriba, pero la verdad que entre la pista impracticable para la bici y el frío que hacia mejor dejarlo para otro momento más propicio, eso si, queda pendiente hacerse la foto con el monolito. Como siempre una crónica estupenda.Pequeño

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  3. No conozco esa parte, pero todo el mundo habla muy bien, ya la tengo en mente para el proximo año. La cronica como siempre buenisima. Un placer leer vuestras historias, Nos vemos en la proxima.

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  4. Preciosa crónica, yo tampoco conocía tu blog y ha sido un grato descubrimiento, te agrego en el mío y te pongo en seguimiento.

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  5. Esta de momento es mi ruta preferida de la comunidad de Madrid, esos 8 kilómetros de pista hasta llegar al carro del Diablo son simplemente espectaculares, incluso en pleno agosto te da la sombra, gran lugar para pedalear.

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  6. Gracias a todos por vuestros comentarios. Es una ruta espectacular! Hola! Tinez no sabía nada de ti desde el soplao, que paso en la "perico" la hiciste?.

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