Ciclismo, naturaleza, fotografía.

CICLISMO, NATURALEZA, FOTOGRAFÍA, MTB, RUTAS.

jueves, 16 de mayo de 2013

II MARCHA MTB RUTA DE LOS VINOS (Vino Blanco) 12/5/2013

La tercera prueba del circuito anual FIAT MTB 4 estaciones se ha desarrollado por los alrededores de San Martín de Valdeiglesias bajo la denominación de "Ruta de los Vinos". Esta carrera que va por su segunda edición ofrecía dos recorridos, uno corto de 34 kms y otro más largo y duro de 60 kms. Una carrera popular altamente recomendable para todo aficionado al Mtb, que disfrutaron cerca de 2000 participantes.


Salida en San Martín de Valdeiglesias.

La Ruta de los Vinos ha sido la tercera marcha del calendario FIAT MTB 4 estaciones. Una liga de carreras populares que reune otras cuatro marchas no competitivas que se celebran en el entorno de la Comunidad de Madrid. La filosofía de estas carreras es ofrecer unos escenarios y recorridos divertidos para disfrutar del autentico mtb a todos los niveles. Además de brindar los servicios y atenciones que todos los asistentes necesitan.



Aunque en un principio me había alistado a la carrera larga (Vino Tinto), por compromisos familiares tuve que hacer finalmente la marcha corta de 34 kms (Vino Blanco). Un par de días después de hacer la inscripción me enteré de que ese mismo día tenía comida familiar. Así que tendría que conformarme con la marcha corta. Por suerte la salida estaba divida en dos tandas. A las 9,30 tenían la salida los que querían realizar la marcha larga, mientras que una hora después saldrían los participantes de la marcha corta. La jugada era perfecta, al estar inscrito en la marcha larga saldría en la primera tanda y así de este modo acabaría pronto la carrera y podría compaginar esa mañana mi deporte favorito con el cumpleaños de mi suegra.


La mañana había amanecido fresquita, y durante el desplazamiento en coche desde Getafe hasta San Martín de Valdeiglesias fui meditando la indumentaria que ponerme. Al final me decidí por ir de corto con camiseta térmica debajo del maillot. Creo que fue una mala decisión, durante el trascurso de la mañana el calor fue apretando y a medida que avanzaban los kms toda la ropa me fue sobrando. Llegué a San Martín de Valdeiglesias una hora antes de dar comienzo la carrera, el tiempo justo para estacionar el coche en un lugar seguro, preparar la bici, vestirme de romano y recoger el dorsal.


La salida estaba situada junto al Castillo de la Coracera, el monumento más emblemático de esta población de la sierra oeste de Madrid. Mi colega Pequeño también se había apuntado, aunque él tenía previsto realizar la marcha completa, el recorrido largo de 60 kms denominado "Vino Tinto". Un poco más tarde de lo previsto se da la salida a un pelotón cargado con más de mil participantes. Según la organización: 1300 inscritos en la marcha larga y el resto en la corta. Calculo que saldríamos entre los 300 primeros, al principio moviéndonos lentamente durante un par de kms por las calles de San Martín de Valdeiglesias hasta alcanzar los caminos, donde todo el mundo puso la quinta marcha, o quizás la sexta, para imprimir un fuerte ritmo que en ocasiones era difícil seguir.


Me gusta ir cogiendo velocidad a medida que avanza la carrera, no me mola salir a saco. Tengo motor diesel y unas rodillas que cuidar mucho. Comenzar a todo gas no es lo más adecuado para mis características. Los primeros kms tras salir de la zona urbana fueron muy favorables recorriendo amplios caminos sin ninguna dificultad, terreno llano casi siempre. Todo el mundo iba a muerte, rozando el limite de los 30 km/h. Algunos se permitían el lujo de hacer saltitos para esquivar baches, otros simplemente íbamos a tope para no perder el tren.






Como otras marchas organizadas por LastLat, toda la carrera estuvo perfectamente balizada y señalizada, sin posibilidad de perdida. En los puntos conflictivos o cruces peligrosos había voluntarios que nos señalaban la dirección a seguir o nos indicaban un posible peligro. La guardia civil y la policial local también contribuyeron con el buen desarrollo de la prueba. Creo que en este aspecto la nota es muy alta. Nada que objetar.


La marcha fue avanzando en dirección a Pelayos de la Presa, cerca de sus inmediaciones tuvimos que afrontar un par de repechos de consideración antes de pasar por un tubo colector con un caudal de agua importante. Algunos, yo entre ellos lo pasamos a pie para más seguridad. Este pasadizo desembocaba en los pies de la carretera M-501 que tuvimos que atravesar para poder continuar. Con extrema precaución voluntarios de la organización nos fueron dando paso cumpliendo con las medidas de seguridad adecuadas para no interferir en el tráfico.




A partir del km 9 el terreno cambio. Dejamos los caminos amplios para adentrarnos en el monte a través de senderos minúsculos. Comenzamos el ascenso más largo y prolongado de la jornada. Durante los siguientes 5 kms habrá que apretar los dientes, y en muchas ocasiones utilizar el molinillo para poder salvar el desnivel. Primero nos topamos con dos trialeras de aúpa que a muchos nos hicieron desmontar. Algunos consiguieron hacerla del tirón.





Íbamos todos muy apretados, cualquier momento de duda y te podías ir al suelo. Mejor poner pie a tierra con precaución que multiplicar el esfuerzo para luego caer, como alguno le sucedió. Hasta ese momento había ido junto a Pequeño, teniéndole de referencia visual unos cien o doscientos metros por delante. Pero a partir de que el terreno se puso a mirar para arriba mi colega empezó a perder posiciones. Sin embargo yo me fui encontrando mejor, poco a poco mi cuerpo fue encontrando el golpe de pedal adecuado. Además las subidas es el terreno donde mejor me defiendo.




Después de un km de ascenso realizado por senderos la marcha continuó por una carretera típica de montaña con una pendiente constante al 6% que me hacía llevar una buena cadencia de pedaleo. Con Pequeño fuera de mi vista comencé a dar caza a bastante gente hasta que me situé detrás de dos tios que llevaban una estupenda progresión, casi siempre por encima de los 10 km/h. Uno con el maillot del garmin y el otro con el de la Titan Desert.





Apenas recorrimos un km por asfalto y en seguida nos encontramos con el primer avituallamiento que estaba situado en el comienzo de una pista forestal a la que llegamos tras un giro a la izquierda que nos sirvió para dejar de lado la carretera. Aquí todo fue muy rápido, ni siquiera desmonté de la bici. Un voluntario me ofreció un vaso de "bebida isotónica" que me entrego en la mano y me bebí de un trago. No quería perder de vista a mis galgos, así que de inmediato volví a colocarme detrás de ellos.






El resto de la subida la realizamos por una estupenda pista forestal, rodeados de vegetación, en un entorno inigualable que me encantó. Me recordó mucho a la subida que se realiza a la Morcuera por caminos desde Miraflores de la Sierra. Además por esta zona estaba situado uno de los puestos de fotos que había durante la carrera para inmortalizar nuestro sufrimiento. Llevados 14 kms esta subida finaliza, hemos alcanzado una altitud de 884 metros, el punto más alto de toda la ruta.





Luego tuvimos que acometer un fuerte descenso de un par de kms por un camino muy amplio casi siempre en linea recta que nos hizo coger las velocidades más altas de todo el día. En mi caso más de 50 km/h. Algunas piedras que afloraban a la superficie y bancos de arena suelta me hicieron relajar el ritmo. Daba vértigo ir tan rápido pero el terreno invitaba a ello. Luego el trazado cambió radicalmente, pasando a pedalear por caminos rotos, muy farragosos, en ocasiones por campo a través, con la sensación de que si hubiera llovido los días anteriores a la prueba, todo este tramo hubiera estado anegado. De echo por esta zona nos encontramos con el poco barro que hubo durante toda la carrera.





Después de este tramo duro llegamos al segundo avituallamiento, que estaba situado en el km 21. Aquí nos encontramos con asistencia mecánica y sanitaria, pero de comida más bien poca. Algo de fruta, agua en bidones, bebida isotónica en bidones y palitos de fuet campofrío ¡vaya tela!. Lo mejor fue que un integrante de la organización a la entrada nos iba obsequiando con un gel de la marca que suelo utilizar. Apenas paro 3 minutos, lo justo para comer medio plátano y comprobar que Pequeño no aparecía por detrás.




Siempre que participo en una carrera lo hago con la intención de pasármelo bien, entretenerme y divertirme con el recorrido. No pretendo ganar la carrera, no tengo ese nivel, ya quisiera. Ni competir contra otros, como mucho competir contra mi mismo, ir mejorando mi condición y resultados personales. Pero a veces es inevitable compararse. Como en todas las marchas populares siempre ves a gente que anda mucho pero también a otros que se van casi arrastrando.






Esta vez creo que me encontraba en el furgón de cabeza, beneficiado porque la mayoría de la gente iba pensando en hacer la versión larga, de 60 kms, y supongo irían regulando su esfuerzo, mientras que yo fui durante los últimos kms dándolo todo sabiendo que mi sacrificio terminaría mucho antes, en el km 34. Como dice un colega mio en esto de las marchas lo importante es terminarlas sin percances y  por supuesto no quedar el último.





Reanudo la marcha con la idea de ir a tope, solo me quedan 13 kms para terminar la carrera y decido meter la directa para llegar lo antes posible. Pero los siguientes kms son bastantes duros, con tramos rompe piernas, con subidas donde había que meter todo el molinillo, bajadas pestosas y algunas zonas donde había que recurrir al empuja-bike. El monte es un rosario de corredores que en fila india van pasando con un caminar penoso entre medias de unos bosques de encinas y pinos que nos protegían, a veces, del sofocante calor.




A partir del km 24 iniciamos un peligroso descenso de casi 6 kms de longitud que finaliza al llegar a la carretera M-501, a las afueras de San Martín de Valdeiglesias. La organización advertía con enormes carteles del tramo peligroso, aun así vi gente que se tiraba a muerte, a velocidades de miedo, que trazaban de maravilla por zonas donde yo tenía que pasar casi parado para no irme por el barranco. Por esta zona pude constatar lo malo que soy bajando cuando el terreno se complica técnicamente.





Descendimos por dos trialeras que harían las delicias de los más atrevidos, yo sin embargo lo pase mal. Se que tengo que mejorar en esta faceta. Fueron dos bajadas para quitar el hipo a cualquiera, circulando en ocasiones por un estrecho margen, donde las ramas de los árboles a veces te iban apaleando. De vez en cuando la vegetación se abría y nos obsequiaba con unas vistas impresionantes, lastima que no pudiera realizar una foto, porque la instantánea lo merecía. Pero la exigencia física y técnica era muy alta, había que tener los cinco sentidos puestos en el pilotaje.


El chirrido de mis frenos iba avisando a los demás bikers de mi presencia y el bosque se iba impregnando de un olor a pastilla quemada con el paso de todos nosotros. El final de la bajada fue una liberación para mis brazos, y aunque la suspensión había trabajado bien, terminé muy cansado de manos y muñecas. En este punto se formo un pequeño tapón porque teníamos que pasar de uno en uno por debajo de un pequeño túnel que nos acercaba a San Martín de Valdeiglesias. Este pequeño paso subterráneo fue muy curioso porque lo hicimos por encima de unos palets de madera que estaban colocados sobre un arroyo. Yo lo pase andando. Desconozco si alguien lo hizo montado, era muy peligroso.


Los últimos 3 kms fueron compartiendo el mismo recorrido que hicimos al comienzo de la prueba. Otros muchos como yo optaron por finalizar antes de tiempo la ruta del vino tinto. Al cruzar el arco de meta marque un tiempo de 2h 05m (tiempo encima de la bici). El tiempo total incluyendo paradas fue de 2h 14m, a una media de más de 16 km/h. Antes de irme me di una vuelta por los stand, la zona de lavado de bicis y demás servicios que la organización había propuesto para los arraigados participantes.




La marcha me resultó muy interesante, todo un acierto descubrir esta carrera y esta zona de la sierra madrileña con unos paisajes increíbles que aun tengo que explorar. El escaso kilometraje, 34 kms, puede inducir a pensar que estamos ante una carrera menor. Para nada. Esta "ruta de los vinos" tiene de todo: senderos, pista, subidas prolongadas, trialeras, zonas técnicas, descensos, etc...mtb en estado puro, no acto para principiantes. Para los que quieran exprimir sus fuerzas y buscar sus limites esta la versión larga, de 60 kms, que el año que viene espero realizar, esta vez me quedé con las ganas.


La organización obsequió a cada participante con una bolsa regalo que incluía: unas gafas de sol, una cámara de repuesto, una camiseta con el logo, un par de muestras de aceite y crema y un número atrasado de la revista Bike. Para los que participen en las 5 marchas del calendario Fiat MTB 4 estaciones la organización les premiará con un maillot exclusivo. Cuando partía rumbo a Getafe  pude ver a muchos bikers que iban  llegando al pueblo, pero aun les quedaban más de 20 kms por delante. A mi la mañana me tenía reservada otra carrera, porque tenía que estar en Chinchon a las 14,30, pero esta historia no la voy a contar.


PERFIL:




TRACK DE LA RUTA:


1 comentario:

  1. Muy acertada la crónica; lástima que no pudieras completarla entera porque la zona del pantano, y la parte final (a causa del peso ya de toda la prueba) la acabaron haciendo muy dura.

    ResponderEliminar