Alrededores de Patones y Alpedrete de la Sierra 15/5/2012

Recorrido corto pero intenso por los alrededores de Patones y Alpedrete de la Sierra que nos deja unas vistas espectaculares al Cerro de la Oliva, Las Calerizas y las riberas de los rios Jarama y Lozoya. Además durante gran parte de la ruta nos irán acompañando las numerosas infraestructuras y construcciones del canal de Isabel II que también forman parte del bonito paisaje.


Alpedrete de la sierra


Esta semana las lluvias nos han dado un respiro. Una masa de calor sahariano entro en la península a comienzos del fin de semana dejando temperaturas por encima de los 30º. Además los que trabajamos en Madrid hemos gozado de un extenso puente por las fiestas de San Isidro Ladrador, patrón de la capital, que muchos hemos aprovechado para disfrutar en la playa junto a la familia y también de la bicicleta de montaña.

El grupeto de hoy, solo falto yo, que hice la foto.

Hoy nos hemos juntado una buena panda. Además de los habituales se han unido otros compañeros y amigos de ellos que han echo que la ruta resulte mas interesante. Siempre es agradable conocer gente nueva apasionada por este deporte, con la que compartir experiencias y conocimientos. Todos hemos saboreado un trazado altamente recomendable por los alrededores de Patones (Madrid) y de Alpedrete de la Sierra (Guadalajara).

El punto de encuentro estaba situado en un parking público junto a la M-134, muy cerca de Patones de Abajo. Tras preparar las bicis y los saludos de rigor, sobre las 10,00 de la mañana iniciamos la ruta. Un sofocante calor nos acompañará durante toda la mañana, aun así hubo alguno que se llevo puesto el chaleco, los manguitos y el cubre botas de neopreno. El resto optamos por una indumentaria más acertada para abordar uno de los días más calurosos del año.

Al salir del parking tomamos la carretera que une Patones con El Atazar, apenas circulamos por ella durante unos metros antes de tomar una vía asfaltada. Aquí algunos tuvimos que realizar un frenazo de urgencia para coger el nuevo camino que sale a nuestra izquierda realizando un giro brusco. Yo me dejé media rueda allí marcada. En seguida llegamos al Pontón de la Oliva, el lugar más importante históricamente hablando de la ruta. Puesto que fué la primera presa que realizó la empresa de Canal de Isabel II allá por el 1856, para garantizar el abastecimiento de agua en la capital.



La construcción de esta presa estuvo cargada de polémica, puesto que más 1.500 presidiarios trabajaron en su realización bajo unas lamentables condiciones. Las filtraciones de agua otorgaron al Pontón una vida corta, en la actualidad la presa tiene un reclamo turístico y sus paredes se usan para el aprendizaje del deporte de la escalada. Justo al superar el Pontón de la Oliva iniciamos el ascenso más duro del día, una subida de unos 4 kms que nos hará esforzarnos.

Lo cierto es que me encuentro bien de fuerzas y decido tirar a tope, a ver si alguien es capaz de seguirme. Sabía que la ruta era corta y quería probar mi estado de forma, que cada día va a más. Hace unas semanas me preguntó un colega, qué tal me encontraba de fuerzas, y yo no supe que responderle. Desde febrero había vuelto a coger la bici, después de un parón de cuatro meses, pero siempre regulando, sin excederme, con la idea de no cargar demasiado las rodillas, pero hoy tenía ganas de guerra.

Se trata de una subida dura utilizando las vías de servicio de las instalaciones más antiguas del Canal de Isabel II. Un tortuoso camino que aunque asfaltado se encuentra repleto de boquetes y socavones. Además durante los primeros metros aparte de esquivar los agujeros tenemos que dejar sitio para que nos adelanten los únicos coches que nos cruzamos en el camino. La pendiente comienza a ser cruel con algunos, dejando rostros desencajados con el esfuerzo. Yo sin embargo me encuentro bien y voy dejando poco a poco atrás a mis compañeros.

Solo Paco, que días atrás había estado compitiendo en la Marcha de la Vereda del Fraile en Sonseca, es capaz de aguantar mi ritmo. Un pique que se repetirá durante todos los tramos de subida de la ruta. A la altura del Acueducto de Canto Botado la pendiente desaparece. Desde aquí podemos contemplar lo bonito que están las montañas cubiertas por un manto verde. Pero también las muchas infraestructuras pertenecientes al Canal de Isabel II que también forman parte del espectacular paisaje.




Siguiendo los canales del alto jarama circularemos durante unos kms por los collados del Cerro de la Oliva. El grupo vuelve a reagruparse antes de encarar unas duras rampas con varias revueltas y curvas de herradura que dejan de nuevo en fila india al grupo. Yo que me había quedado atrás haciendo fotos comienzo este tramo duro el último a varios metros de mis compañeros. Pero puse el turbo y pronto fuí sobrepasando a casi todos, me faltaron más metros hacía arriba para alcanzar a los dos Pacos. Me quedé sorprendido de mi mismo. No me esperaba un rendimiento tan bueno. Las pulsaciones estaban contenidas, me animaban a seguir dando caña. Por momentos mi motor diesel se había convertido en todo un GTI.

Este repecho finaliza en lo alto de un monte desde donde se divisa en el valle la bonita aldea de Alpedrete de la Sierra. Nos encontramos en la provincia de Guadalajara rodeados de inmensos montes pertenecientes a la Sierra de Valdepeñas. El camino de servicio desemboca tras una corta bajada en la GU-1066, la carretera que une Alpedrete de la Sierra y Valdepeñas de la Sierra. En este punto estuvimos parados un buen rato esperando a Alberto "Australian Boy" que había sufrido mucho durante esta parte del recorrido. Tan solo llevamos 10 kms de ruta, los suficientes para saber que no iba a tener su mejor día. Luego nos dimos cuenta que llevaba las ruedas muy caídas, sin apenas aire. Así es muy difícil llevar un buen ritmo.

Después de atravesar Alpedrete de la Sierra tomamos un camino algo calamitoso, repleto de piedras que afloran a la superficie, que hacen complicado nuestro pedalear. Pronto vamos a encarar el segundo repecho del día. La subida a la "mini Majada" bautizada de esta forma por Manzana al recordarle la ascensión que realizamos el verano pasado a la Majada del Cojo, seguro que en esta ocasión las sensaciones han sido muy distintas.

A pesar de sus duras rampas que rondan el 10% de desnivel esta subida se hace relativamente cómoda. Mientras vamos atravesando una gran masa boscosa nuestros sentidos se pueden deleitar con un trazado impregnado de agradables olores a jara y jazmín. Me daban ganas de parar y coger un ramillete para mi mujer, que seguro me lo habría agradecido. Sin embargo seguía empecinado en demostrar mi buenas piernas. Dos kms de bonita ascensión que finaliza en un cortafuegos.

En este punto volvemos a reagruparnos. Menos mal que estuvimos esperando bajo la sombra, sino alguno se hubiera quedado derretido. Durante unos metros circularemos por el cortafuegos hasta alcanzar la senda del genaro. Uno a uno nos tiramos sin pudor en una vertiginosa bajada de casi 3 kms. Acometo el descenso sin miedo pensando en coger una buena velocidad que me hiciera gozar. Pero sucedió todo lo contrario, fué todo un calvario para mi. Mientras que Pequeño, Juan Manuel y los demás se lanzaban apasionadamente buscando sensaciones.

Yo sufrí y me lamenté durante todo este espacio. Terminé con las manos destrozadas de tanto traqueteo soportando las vibraciones del irregular estado del piso. Luego me dí cuenta que llevaba la rueda delantera demasiado hinchada y la suspensión mal reglada. Es importantísimo que la horquilla y la presión del neumático sean las adecuadas para que vayan tragando todos los baches que se encuentren a su paso. A nuestro paso vamos dejando un desagradable olor a pastilla quemada y un ensordecedor chirriado procedente de los frenos que enturbiaban la tranquilidad de esta florida zona.

Después cogimos una estrecha senda, que nos condujo hasta las inmediaciones de la presa de la Parra. Fué un agradable paseo por un camino por el que en algún momento apenas entraba la rueda delantera. Además según avanzabamos las ramas de los árboles nos iban apaleando y algún que otro matorral nos zarandeaba de un lado a otro. En fila india fuimos pasando hasta que de repente el panorama se abrió a nuestro paso, dejandonos ver las chispeantes aguas del río Lozoya a su paso por estos lugares.



Antes de alcanzar la presa de la Parra tuvimos que superar un pequeño escollo en el camino. Un desprendimiento de rocas nos obliga a bajarnos de la bici y con mucha precaución pasar al otro lado. Si apoyamos mal el pie podemos caer al río. Por una estrecha pasarela con losetas sin fijar atravesamos la presa de en uno en uno, casi todos encima de la bici. Yo preferí hacerlo andando. Llevamos 18 kms de ruta, es el momento barrita.


Desprendimiento de rocas.



Presa de la Parra



Pequeño, Manzana, Alberto y yo, el nucleo duro de El Bercial.

Trás una prolongada parada que aprovechamos para hacer fotos, comer, beber y charlar un poco reanudamos la marcha remontando el río Lozoya por su margen derecho. Para ello cogemos un camino de servicio perteneciente al canal de la Parra. Los siguientes 5 kms son fáciles de llevar, transitando por un frondoso encinar que nos protege del sofocante calor. Por esta zona nos cruzamos con unos "rastas" que medio en pelotas paseaban por la orilla del río y un poco más adelante también nos topamos con ganado suelto. Yo creo que era una vaca, aunque a todos en un principio mirando allá a lo lejos nos pareció un toro bravo.

Momentos más tarde comencé a notar como algo me escupía en las piernas. Miré abajo y no había ningún charco, ¡qué raro!. Y al mismo tiempo se escuchaba un suave silbido, como si una hoya a presión comenzará hacerse notar. Pero en seguida me dí cuenta de lo que sucedía. ¡Mierda! había pinchado. Mi total desconocimiento del sistema tubeless y las consecuencias de un pinchazo me hicieron temer en un principio. Paré y vi como la rueda perdía aire y al mismo tiempo el líquido se derramaba por todos los sitios. Menos mal que un compañero me explicó el proceder en estos casos. Instantes después la cámara se selló y pude continuar con la ruta. De todos modos en la mochila llevaba cámaras de repuesto, por si acaso.



Las rojizas Carcavas al fondo.

Marcos, el diseñador de la ruta, nos comentó que el tramo final de este camino finalizaba en una fuerte pendiente. Y no nos engañaba. A la altura de la casa de la Tejera el terreno llano termina para nosotros. Por desgracia también las sombras que nos iban resguardando del señor Lorenzo. Abandonamos el frondoso encinar de repoblación para comenzar un último repecho de casi 3 kms de longitud que hará las delicias de algunos y las penurias de otros.

En esta subida intento ir rápido, que Paco y el compañero de "la mondraker" no se me escapen, pero lo cierto es que no pude superarlos. Quizás el calor comenzaba a mermar mis fuerzas, o tal vez la poca presión que tenía mi rueda trasera me lastraba no dejandome ir todo lo veloz que quería. La subida termina junto a la carretera, satisfecho por una buena ascensión me relajo mientras observo al resto de compañeros como poco a poco van alcanzando el final de la subida, algunos con caras de pocos amigos.



Pequeño y Alberto.



En este punto se nos plantean dos opciones de continuar con la ruta. La más sencilla es coger la carretera hacía abajo hasta alcanzar el parking donde tenemos estacionados los coches. Pero también podemos tomar una trialera que se coge unos metros más adelante. Por supuesto todos aceptamos el reto y nos tiramos por una pedregosa senda, con mucha piedra suelta en algunos tramos. Nada que no se pudiera hacer montado encima de la bici, aunque por precaución en un punto concreto puse pie a tierra más preocupado del carbono que llevaba entre las piernas que por mi integridad física. Para trialeras chungas las que hice no hace mucho en la ruta de Los caminos de Colmenar Viejo, ¡eso si que daba miedito!.

Sobre las 13,00 llegamos al parking, dando por finalizada la ruta. Después de 27 kms realizados en 1h 46m (tiempo encima de la bici) a una media de 16 km/h. Acostumbrado hacer rutas kilométricas esta se me hizo algo corta. A Otros, en especial al "Chico Australiano" la marcha se le hizo eterna quedando en evidencia su mal estado de forma. La ruta estuvo marcada por los numerosos parones, de echo estuvimos detenidos el mismo tiempo que en circulación. Luego en casa buscando en internet ví que la ruta se podía haber prolongado bastante más iniciándola desde Patones de Abajo para después continuar por la presa de la parra, o también alargando la por detrás de la zona conocida como las Carcavas. Es cuestión de pasar un rato enfrente del ordenador y buscar opciones, porque la verdad el entorno lo merece. Al final terminamos en la terraza de un bar, como casi siempre, celebrando con un merecido jarreo de cerveza nuestro paso por Patones.

Personalmente me quedo con las buenas sensaciones que he tenido durante todas las subidas, seguro que los 20 kilos que me he quitado de encima y el cambio de bici han tenido algo que ver. Un lujazo compartir ruta y unos paisajes tan espectaculares como los de Patones con esta cuadrilla, con la cual espero volver a coincidir muy pronto. Ha sido una ruta interesante, de media montaña que nos viene bien como aperitivo para afrontar las grandes rutas que nos quedan por delante.

PERFIL:

TRACK DE LA RUTA: ( La linea recta que aparece en el mapa es un error, la ruta es circular, comienza y termina en el punto de partida, en el parking del Pontón de la Oliva).