Cuatro aguerridos ciclistas coronaron la cima bajo un frío desgarrador. |
Sobre las 9,30 abandonamos la localidad de El Cuadrón iniciando nuestra andadura por la M-604. Tras varias semanas de buen tiempo, el último día de primavera había amanecido nublado con una sensación térmica de mucho frío, aun así me aventuré a ir en manga corta, decisión que a la postre me pesaría. Hasta Lozoya son unos 10 kms por una carretera bien asfaltada y con un arcén bastante ancho, lo suficiente para ir en paralelo dos bicicletas sin entorpecerse demasiado. El tráfico a estas horas de la mañana tampoco nos molestaba en exceso. Estos primeros kms fueron para ir entrando en calor, íbamos a relevos sin esforzarnos demasiado uno detrás del otro cogiendo bien la estela de la rueda trasera, intentado que el poco viento que soplaba no afectará negativamente, en realidad era Zarza quien tiraba casi todo el rato de nosotros.
Oscar preparándose para el gran reto |
La estampa era magnifica, los cuatro bien sincronizados a buen ritmo avanzabamos por una carretera que se adentra en el valle de Lozoya, dejando atrás los montes de Hontanar a nuestra izquierda mientras que a nuestra derecha nos podíamos deleitar con un cielo encapotado encima de los montes Carpetanos. La amenaza de lluvia estuvo en todo momento presente, aunque para nuestra suerte no descargo. El arcén desaparece a falta de dos kms para llegar a Lozoya afortunadamente ningún vehículo nos puso en apuros. La entrada la hacemos con mucha espectación, como con ansias de comenzar la subida. Yo bastante nervioso ante lo desconocido. A la izquierda de la carretera ya entrado en la población vemos un helipuerto, en seguida llegamos al centro donde unas señales nos indican la dirección a seguir. Giramos a la derecha y abandonamos la carretera para seguir por la M-637, inicio del puerto de Navafría. A partir de aquí a sufrir.
Altimetría cortesía de http://www.altimetrias.com/ |
Zarza también paso mucho frío en este ascenso al puerto de Navafría |
Vamos transitando por una carretera recientemente asfaltada, curiosamente la única que comunica el valle de lozoya con la provincia de Segovia. A medida que vamos saliendo de Lozoya las rampas se vuelven más duras, vamos pasando por la urbanización Las Cuestas, donde unos imponentes chalets nos dan sana envidia, justo por aquí existe un acceso a la Ermita de Fuensanta. Me encuentro bien, tengo buenas sensaciones todo lo contrario que Jorge que nada más empezar se descuelga, en un gesto impropio de Zarza, pero de buen compañero, cosa que le honra, pierde unos metros y se pone a su altura, dándole ánimos. Si empiezas mal al principio puede ser un verdadero calvario el resto de la subida. Son casi 12 kms de ascensión con un porcentaje medio del 5,5%. En la Vuelta Ciclista a España esta considerado como puerto de primera categoría por la vertiente sur, justo por la que ascendemos hoy.
Bonita vista del embalse de Pinilla |
Durante el primer km Oscar lleva un ritmo tan fuerte que apenas puedo seguirle. Mi motor TDI, me permite cierta potencia en arrancadas, pero sobre todo me hace llevar un ritno constante de subida sin cansarme demasiado. La clave esta en regular, dosificar las fuerzas para llegar a la cima sin desfallecer. En este aspecto el pulsometro juega un papel muy importante, siempre intento ir como mucho entre 170 y 180 pulsaciones, considero que es un margen adecuado a mis características. La carretera se encuentra perfectamente balizada, cada km señalizado con un hito, a la altura del primero de ellos, Oscar lanza un grito al aire "no puedo". Observo como se balancea y seguidamente se abre hacia el lado derecho de la calzada decelerando en su pedalear. Su velocidad inapropiada para este tipo de puertos le ha echo "petar" y eso que solo estamos comenzando. Le miro y le pregunto si esta bien, él afirma con la cabeza, a partir de aquí me quedo solo ante él peligro.
Si por algo se caracteriza este puerto, es sin duda, por su belleza, en estos primeros kms tenemos unas vistas espectaculares al valle de lozoya y al embalse de Pinilla, también observamos un par de cascadas en el margen derecho de la ladera. Durante este primer tramo de ascenso estamos inmersos en un extenso robledal, que nos acompañara hasta la mitad de puerto donde como por arte de magia la vegetación será sustituida por un inmenso pinar que ya no nos dejará hasta la cima. Estamos en plena Sierra de Guadarrama, el lugar ideal para respirar hondo y expulsar toda la polución que tengamos adherida de la ciudad. Encaro los 3 primeros kms de ascensión con ganas, miro hacia atrás y a lo lejos adivino ver a Zarza, pero ni rastro de Jorge ni Oscar, los cuales comienzan su "vía crucis" particular. Intento llevar un desarrollo que me permita un cierto ritmo alegre pero sin excesos, utilizo el plato mediano, que no dejaré en toda la ascensión y un piñón de 24 dientes lo cual me permite realizar estos primeros kms a un ritmo de 5 minutos por km recorrido.
A mitad de puerto pasamos por una zona de curvas de herraduras, son rampas muy duras. |
A la altura de la baliza que nos indica que estamos en el km 4, las rampas se vuelven más exigentes, nos encontramos con una sucesión de curvas de herradura, que me hacen levantarme en más de una ocasión de la bicicleta. El porcentaje es a veces tan duro que tengo que hacer algún giro recto. Después de estas revueltas mi pulsometro no deja de pitar, se hace aconsejable bajar piñones y mantener un ritmo más lento, más acorde a las circunstancias. Esto es aprovechado por Zarza que a mitad de puerto logra enlazar conmigo. Me comenta que se ve fuerte y va ir a tope, durante un par de kms, quizás los más duros, o eso me pareció a mí, voy a la par, intentado no perder su estela pero mi constitución física y los kilos de más me hacían muy difícil seguir sus pasos. Pasamos por tramos con pendiente cercana al 10%, ante lo cual decido meter el piñón de urgencia, el de 34 dientes, este me permitirá subir con mayor tranquilidad el resto del puerto.
Justo en la cima esta el limite de provincia y de Comunidad autónoma. |
La ausencia de tráfico motorizado y el silencio sedante que la naturaleza nos ofrece, hacen que la subida fuera algo monótona hasta que a la altura del km 7, coincidiendo con una entrada a un camino que lleva a un área de descanso, nos encontramos con una vaca en medio de la calzada, no tuve huevos a inmortalizarla con mi cámara de fotos, por miedo a que se asustara con mis movimientos, lo que si hice fue apretar los dientes y superarla lo más rápidamente que pude al igual que Zarza. Por esta zona parten numerosos caminos que llevan al Pico Nevero.
Aquí queda la prueba. Otra cima conquistada |
A tres kms para la cima nos encontramos con un terreno llano, son apenas 300 metros pero que nos vienen muy bien para estirar la musculatura y dialogar un poco. A continuación nos encontramos con la rampa más dura de toda la subida, donde Zarza decide abandonarme, no le veré hasta la llegada a la cima. Los últimos kms son bastante llevaderos, después de toda la "tralla" anterior. Lo peor, la temperatura que ha ido bajando a medida que ascendíamos, una sensación de frío y malestar comienzan a invadirme. Después de 1h y 05m, llego a la cumbre, coronada por un refugio donde se encuentra el Centro de Esquí Nórdico de Navafria. Allí me esperaba casi congelado mi colega. De la misma cima sale el famoso camino de la horizontal, donde por casualidad nos encontramos con algunos bikers que habían ascendido el puerto por aquí. Jorge apareció 15 minutos más tarde y Oscar completo su subida casi 25 minutos después. Lógicamente no habían tenido su mejor día. Según me comentó Zarza yo llegué un par de minutos por detrás de él. Todo queda para las estadísticas. La espera me estaba produciendo un principio de congelación en dedos de manos y pies. Pero merecía la pena hacerse la foto juntos, por suerte un ciclista perdido nos la hizo gustosamente.
En Lozoya encontré mi calle. |
Durante la bajada me fui encontrando con varios grupitos de ciclistas, a los cuales informé de la temperatura que se iban a encontrar en la cima. Al final del descenso, los cuatro estábamos cerca de la congelación. Yo no sentía las piernas ni las manos. En realidad no se ni como pude ir en cada curva frenando. En algunos momentos noté estalactitas en mis lágrimas y como mis orejas se desprendían de mi. Jamas había pasado tanto frío encima de la bici, es algo que debo recordar para que no me vuelva a pasar en futuras rutas. Todos coincidimos en hacer una parada en Lozoya para reponernos y entrar en calor. La suerte se puso de nuestro lado porque justo al terminar el descenso el sol hacía su aparición. En la terraza de un bar sustituimos las típicas cervezas por unos chocolates MUY, MUY calientes. Poco a poco mi cuerpo fue encontrando su temperatura adecuada.
La vuelta la hicimos a toda pastilla, como si tuvieramos prisa por llegar a casa, que no era el caso. Ofreciendo nuestra mejor versión. Como si se tratase de una competición y nos dieran un premio al llegar. Me recordó mucho a las contrareloj donde los ciclistas profesionales lo dan todo intentando conseguir el mejor tiempo, nosotros sin esperar nada a cambio, solo por satisfacción personal. Como siempre Zarza consiguió el mejor tiempo. Sobre las 13,00 llegamos a El Cuadrón, fin de ruta, después de 43 kms completados enteramente por asfalto, lo que nos permitió realizar una media superior a los 20 km/h. La ruta me deja un buen sabor de boca, en lo personal por encontrarme físicamente muy bien, quizás en mi mejor momento desde que hace apenas un año comenzara a montar en MTB. Por otro lado la belleza y el esplendor paisajístico del valle de Lozoya, que siempre es un lugar maravilloso donde realizar rutas en bici o simplemente perderse por la montaña para evadirnos del mundanal ruido.
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