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domingo, 5 de agosto de 2012

PUERTO DE CANENCIA- LA MORCUERA- NAVAFRIA (Triple Corona en flaca) 28/7/2012

Con la intención de emular la Triple Corona que realice el año pasado junto a mis colegas. Me aventuro esta vez en solitario y con la flaca, en una ruta de alta montaña afrontando las subidas a los puertos de Canencia, La Morcuera y Navafría por sus vertientes más duras. Tres puertos míticos de la sierra de Guadarrama que me pondrán a prueba.


Aprovechando que me encontraba de "rodriguez", con mi mujer y mi hijo de vacaciones, lejos de casa. Sin ninguna atadura familiar y con todo el tiempo libre para disponer a mi antojo. Había planificado un fin de semana bicicletero. El sábado intentaría emular la triple corona conseguida el año pasado, pero esta vez en solitario y con la flaca. Para el domingo había dispuesto otro plan no menos espectacular: salir con la bicicleta de Mtb para ascender el mítico monte Abantos, pero esta es otra historia.



Lozoya

Como en otras ocasiones me había desplazado hasta Lozoya para iniciar desde esta población la ruta. Merece la pena perder una hora de coche para realizar este tipo de rutas. En mente tenía subir primero Canencia, bajar hasta Miraflores de la Sierra para ascender La Morcuera. Luego descender hasta Rascafría para regresar hasta el punto de partida aquí en Lozoya, donde dependiendo de las fuerzas que me quedaran, finalizaría la ruta o afrontaría el tercer y último ascenso hasta el puerto de Navafría.




Ilusionado con este reto, inicio la ruta sobre las nueve menos cuarto. Es pronto pero ya hay varios ciclistas por la zona dándole a los pedales. Intento buscar compañía, acoplarme a otros dos que habían salido antes, pero van demasiado lentos. Todo mi afán era encontrar un grupeto para ir resguardado y gastar las menos fuerzas posibles. Los primeros 8 kms discurren por la M-604, una carretera amplia, a estas horas sin apenas tráfico. Es un terreno llano ideal para ir calentando la musculatura.






Pronto alcanzo el cruce con la carretera que asciende al puerto de Canencia. Giro a la derecha para tomar la M-629. Lo primero que me encuentro es un cartel indicativo de lo que me espera. Hasta llegar al pueblo de Canencia tengo aun por delante 5 kms de falso llano, casi siempre la carretera pica para arriba. Mi ritmo es tranquilo, a medida que van pasando los kms me voy encontrando mejor, esta mañana me levanté con un cuerpo escombro que me hacía presagiar lo peor.




Canencia.

Canencia es un típico pueblo de montaña, que
muchos inviernos ha sufrido el aislamiento, en la actualidad su economía se basa en la ganadería y el reciente impulso que el turismo rural ha dado a tantos municipios de la región. Este bello pueblo del valle de lozoya tiene una gran riqueza natural, con abundante vegetación. La principal característica es sin duda su gran valor paisajístico. Se piensa que el nombre de esta localidad viene dada por las antiguas perreras reales que antaño había para la caza.



Nada más salir de Canencia comienza el ascenso al puerto. La idea es tomármelo con calma, ir regulando con mucha cadencia para que el esfuerzo sea el mínimo posible y la fatiga no aparezca, aún me quedan muchos kms por delante y debo ser cauto si quiero revalidar la triple corona. Esta es una subida que conozco bien, es la tercera vez que la realizo. Se que lo más duro esta al final, en especial el último km es demoledor, ese repecho siempre se me atraganta.



Se trata de una subida preciosa, la carretera se va adentrando en la montaña a través de giros y curvas de herradura. Es todo un lujazo estar en pleno bosque rodeado de vegetación, por suerte el tráfico a motor se olvidó de este lugar. El silencio y la tranquilidad son las características principales con las que me obsequia este puerto. Desde mi punto de vista una de las subidas más bonitas que podemos realizar con bicicleta de carretera.

Primeros kms de subida al puerto de Canencia.

Menos los primeros kms que se realizan al descubierto, el resto de la subida se hace bajo el abrigo de una gran masa boscosa. Esto me proporciona una temperatura suave, que me viene fenomenal. Todos sabéis de mi temor al calor. Mis desfallecimientos, pájaras y momentos de debilidad casi siempre han sido causados por temperaturas excesivas. Yo funciono mucho mejor con el frío. Esta ruta también me sirve para probar las últimas modificaciones que he adaptado a mi flaca. Primero sustituí la tija original por una que no tuviera retroceso, y luego cambié la potencia por otra más corta y con algo de inclinación. La conclusión es que me encuentro más cómodo. He recortado casi 4 cm la longitud horizontal, contando desde la punta del sillín hasta el centro del manillar. Lo que me permite estar más cerca, mejor, más acoplado a la bici, perfecto de manera biomecánica. Ahora puedo coger los agarres de la parte de abajo sin romperme el cuello.


Al llegar al puente del vadillo comienzan las rampas duras, con algún repecho cercano al 10% de desnivel. Una señal de peligro me informa de este dato. Los hitos kilométricos me ayudan a situarme. Se que la cima se encuentra en el km.8. El último lo tengo que hacer con todo el desarrollo metido. Sufriendo y padeciendo para alcanzar la cima tras 38 minutos de subida. Lo he pasado peor de lo esperado, gastando demasiadas fuerzas que quizás eche en falta más adelante.



El puerto de Canencia por la vertiente norte, considerando su inicio desde el pueblo que le da nombre tiene una longitud total de 9 kms hasta llegar al área recreativa. Los primeros 6 kms son bastante llevaderos, que se pueden realizar a buen ritmo, pero a partir del refugio juvenil la cosa se complica, la carretera va ganado altura rápidamente y en especial el último km lo considero realmente duro con una pendiente constante que no baja del 10%, con picos del 13%. Son las diez de la mañana, de momento he cumplido con los objetivos, aunque terminé la subida más castigado de lo previsto. En una cumbre desolada, sin turistas ni montañeros me encuentro con otro ciclista que venia de ascender por la otra vertiente, con el que intercambio impresiones. Este hombre me hablo maravillas del "carbono".


En el area recreativa del puerto de Canencia.

Los toros me cierran el paso.

Puerto de Canencia.


Tras llenar el bidón, comer una barrita y descansar un poco reemprendo la marcha dirección Miraflores de la Sierra. Ahora toca bajar. Es un descenso muy animado, mientras yo bajo a toda pastilla veo como muchos sufren para superar estas pendientes, algunos con flacas otros con gordas, pero todos disfrutando de este deporte. A mitad de bajada la pendiente desaparece, tengo que vencer dos kms y medio de falso llano. Este tramo me resulta de lo más pestoso, te corta el rollo. Las ruedas se agarran al asfalto como si hubiera un campo magnético que me impidiera avanzar con normalidad. A la altura de la fuente del Brezal este incordio desaparece. Dos kms más de bajada y en seguida llego al centro del pueblo desde donde se inicia el ascenso al mítico puerto de La Morcuera.


Iniciando la subida a La Morcuera.

En mi opinión, por esta vertiente es el puerto más duro de la sierra madrileña. Consta de 9,2 kms de longitud, para superar un desnivel de 623 metros, la pendiente media roza el 7%. Esta será la tercera vez que asciendo este coloso, la primera con la flaca. Los primeros kms me sirven para ir cogiendo un ritmo adecuado, siempre por encima de 10 km/h. Desde una de sus muchas rectas ya puedo vislumbrar la cumbre pero aún me queda mucho hasta llegar a ella.





Es uno de los puertos preferidos por los aficionados. Se nota en el ambiente, con multitud de ciclistas poblando la carretera. Durante la subida me voy encontrando con varios, la mayoría me pasan pero también de vez en cuando me doy el gustazo de adelantar alguno. En especial me llamo la atención uno que iba en bicicleta de paseo, con piñón fijo, sin cambios, con una botella de font vella, sin camiseta, en chanclas y con una cinta en el pelo, un autentico friki que se hizo el puerto de un tirón. En seguida que le vi apreté para rebasarlo, me hubiera desmoralizado mucho que ese sujeto hubiera llegado a la cima antes que yo.



La primera parte de la subida tengo la suerte de encontrarme con un ciclista que llevaba mi mismo ritmo. Juntos hicimos los primeros cuatro kms, quizás los más suaves. Era un triatleta retirado que había sufrido un infarto y que desde hacía casi un año no había vuelto a coger la bici. Estuvimos dialogando sobre muchos aspectos interesantes del mundo del ciclismo, fue una conversación muy enriquecedora. A mitad de puerto llegamos a la zona más dura, el señor me comenta que no puede superar las 145 pulsaciones y decide aflojar el ritmo. Él me animó a continuar con el mio, que era algo más rápido. En la cima volveré a verle.


Puerto de La Morcuera
Las rampas más duras se localizan entre el km 5 y 6. Ninguna baja del 9%, y en algunos puntos concretos la pendiente alcanza el 12% de desnivel. Desde el comienzo había tenido que meter todo el desarrollo, el 34-28, y pensé que al llegar a esta zona de curvas y revueltas me quedaría vendido. Por suerte me equivoqué de razonamiento. Con sufrimiento pero también con valentía salí airoso. Haciendo bailar la bici y cambiando de ritmo de vez en cuando pude superar el tramo más difícil de esta subida.




Los dos últimos kms de subida son de autentico disfrute visual. La vegetación desaparece dándome la ocasión de contemplar unas estupendas vistas a la Sierra de la Morcuera, los embalses de Miraflores y Santillana y al Cerro de San Pedro. En frente el pico Najarra es testigo de mi pedalear. Pese a los kms acumulados me encuentro bien de fuerzas y al superarme un grupeto intento colocarme a su estela. Error que pudo haberme costado muy caro, en seguida me empiezo a notar pesado. Había comido y bebido durante la subida pero tenía una sensación de ir demasiado al limite. Me estaban sacando de punto. Tuve que bajar el pintón y dejar al grupo irse. El resto de la subida la hice muy tranquilo, contemplando el paisaje.


Vistas subiendo La Morcuera


Me había puesto el objetivo de realizar la Morcuera en menos de una hora. En la cima detengo el crono en 53 minutos. Muy satisfecho por el resultado, casi 15 minutos mejor que el año pasado. Aunque en aquella oportunidad fuí con bici de btt. La cumbre de la Morcuera me recuerda mucho a los aeropuertos. Siempre hay mucha gente y todos están contentos. Una sonrisa en la cara les delata. Dicen que para tener el carné de cicloturista hay que subir al menos una vez La Morcuera. Estoy de acuerdo.



Estoy a mitad de jornada. Llevo 40 kms y dos puertos de primera categoría superados. Momento ideal para descansar unos minutos, hacer unos estiramientos y realizar unas fotos para el recuerdo. Hasta el momento me encuentro bien de fuerzas. Las pulsaciones están contenidas y las piernas me responden. A partir de aquí el terreno es favorable, lo que me permitirá ir cargando las pilas. Hasta llegar a Rascafría tengo por delante un espectacular descenso de más de 14 kms por la carretera que une la sierra de la Morcuera con el valle de Lozoya, un enclave natural flanqueado por los montes Carpetanos y La Cuerda Larga. Esta bajada tiene un trazado muy distinto al de la subida. Más revirado y con pocas rectas, lo que no permite coger velocidades altas. Perfecto para recrearse con el paisaje que no tiene nada que envidiar al de la otra vertiente. Las vistas al valle del Lozoya son de impresión. En un pequeño mirador me detuve unos instantes para contemplar en calma el entorno. Admirando tan bello lugar todo los problemas cotidianos pasan a un segundo estadio.


Valle de Lozoya

Pocas rutas he realizado en solitario, casi siempre suelo salir en compañía de colegas, amigos y compañeros. Reconforta terminar una marcha y poder compartirla con otros que también entienden y disfrutan tu misma pasión. Una actividad como el ciclismo, que en esencia es individual, pero que en el fondo es un deporte de equipo, con un alto grado de compañerismo, empatía y sufrimiento, pero por encima de todo orientado al disfrute y la diversión. Sin embargo en contadas ocasiones me gusta salir en solitario. Encontrarme conmigo mismo ante la adversidad. Saber que puedo afrontar cualquier tipo de peligro sin necesidad de ayuda. Ser autosuficiente. Como dice la letra de una de las canciones más famosas de Depeche Mode, "Enjoy The Silence".


Entrada a Rascafría.

Al llegar a Rascafría me topo con el tramo más duro de todo el día.  Parece atrevido comentar que en una ruta con 3 puertos de primera categoría, para mi lo más difícil haya sido salvar 400 metros adoquinados. Pero es que realmente lo he pasado fatal. He estado a punto de bajarme de la bici y hacerlos andando. A medida que la bicicleta cogía más velocidad aumentaba el dolor y el traqueteo. Mi cuerpo parecía una batidora, como si un boxeador me estuviera noqueando, dandome golpes y puñetazos por todos lados.




El tramo entre Rascafría y Lozoya es propicio para llevar un buen ritmo. Son diez kms practicamente planos que realizo a una velocidad media cercena a los 30 km/h. Por esta zona atravieso un buen montón de poblaciones: Oteruelo, Alameda, Pinilla todas con el apellido del Valle. Y también me voy fijando en los caminos que salen a mi izquierda, pensando que alguno de ellos me puede llevar al puerto de Malagosto, uno de mis objetivos para esta temporada.


Inicio del puerto de Navafría
En Lozoya me detengo junto al coche. Estoy en el punto de partida. Tengo que decidir si continuar con la ruta. Lo cierto es que me encuentro bien de piernas, sin dolor en mis rodillas, algo cansado pero muy animado y esperanzado en poder completar la triple corona. Astutamente había dejado en el maletero un plátano y una botella de litro de aquarios. Me sorprende que aún este frío después de 3 horas. La mitad de la botella me la bebo, con el resto relleno el bidón. También devoro una barrita y el plátano, tengo que reponer energías.




Antes de comenzar la subida observo como un coche de la guardia civil y una ambulancia rompen la tranquilidad del pueblo y apresuradamente remontan la carretera que asciende hasta la cima del puerto. Más tarde cuando me encontraba en pleno ascenso me paso un vehículo grua. Por lo visto un chaval perdió el control de su moto en plena curva accidentándose.


Lozoya y el embalse de Pinilla.

El puerto de Navafría consta de 11,4 kms de longitud, con una pendiente media de 5,5% de desnivel, hasta llegar a la cima tendré que superar un desnivel positivo de 635 metros, todo un puerto de primera categoría. Inicio la subida con la incertidumbre y la inseguridad propia de la inexperiencia que tengo con la flaca. Esta es la primera vez que me enfrento con esta bicicleta a tres puertos de esta índole de forma consecutiva y no se como mi cuerpo va a responder. Los primeros dos kms transcurren por zona urbana, estos me resultan los más sencillos, la carretera va alejándose del centro del pueblo pasando por unos chalets de impresión que muchos quisiéramos como segunda residencia. A medida que voy ganando altura las vistas van mejorando, dejandome un paisaje espectacular al valle de Lozoya y al embalse de Pinilla.


Al salir de Lozoya me encuentro con un mensaje de motivación pintado en la carretera: "Vamos que esto no es un bar, empieza lo bueno". Seguro que el autor debió sufrir en sus carnes la crudeza de esta subida. Durante este primer tramo de ascenso me encuentro inmerso en un extenso robledal, que me acompañará hasta la mitad de puerto donde como por arte de magia la vegetación será sustituida por un inmenso pinar que ya no me abandonará hasta la cima.




Hace más de dos años que realicé esta subida, aunque en aquella ocasión con bici de montaña. Recuerdo que me encontraba en un estado de forma muy bueno y que realicé un tiempo de 1h 05m. El objetivo para hoy era mejorar esa marca. La carretera esta perfectamente balizada lo que me permite ir dosificando las energías y controlar los tramos más complicados. Tengo estudiado el perfil y se que lo más difícil aun tiene que llegar.


Entre el km 3 y 4 me encuentro con las rampas más duras. La pendiente llega en una sucesión de curvas de herradura hasta el 10% de desnivel. Instantes antes soy superado por un grupupeto con un ritmo imposible de imitar. Fueron los únicos ciclistas que vi durante toda la ascensión. El cielo se ha encapotado y la temperatura ha descendido varios grados. Ni rastro del calor pegajoso que tenemos en la zona sur de Madrid, donde el mercurio llega normalmente a superar los 35º a estas horas.



Los siguientes tres kms me resultan realmente duros. La fatiga se va acumulando y el cansancio también. Sin embargo las piernas me siguen respondiendo. Aún puedo levantarme del sillín de vez en cuando e imprimir más velocidad a mi orbea. Voy jugando con los piñones más grandes, pero sin utilizar el 28, que lo guardo para algún momento de urgencia, que por suerte no llego. Es una subida que se caracteriza por su belleza y la tranquilidad. Existen también varios caminos que parten desde Lozoya para llegar a la cima y otros cercanos que podemos usar para llegar al pico Nevero, uno de los más altos de esta cordillera.


A cuatro kms para la cumbre me encuentro con una zona practicamente llana, que me viene fenomenal para relajar las piernas y aumentar un poco el ritmo. Son apenas 400 metros pero se agradecen que no veas. Después la carretera tiende hacía arriba sin compasión, hasta alcanzar un mirador natural desde donde se puede observar el valle y el embalse de un tamaño muy pequeño. A continuación tengo que negociar la última curva de herradura con un fuerte porcentaje positivo.




A partir de aquí la carretera gira hacía la derecha adentrando se en la montaña dibujando un recorrido rectilíneo hasta alcanzar la cima. Los últimos dos kms sin ser los más dificultosos, se me hacen bastantes pesados. Además estaba obcecado en pensar que la cumbre se encontraba a 10,4 kms desde abajo. Me equivoqué aun tenia por delante un km más que no entraba en mis planes y que se me hizo eterno. Por más que pedaleaba nunca llegaba la cima.


En la cima del puerto de Navafría.
Aturdido y acalorado llegué a una cima repleta de vehículos mal estacionados. Tardé 1h 02m mejorando en 3 minutos mi registro anterior. Una pareja de excursionistas me hicieron la foto junto al cartel de puerto y otro que recordaba el peligro de hacer fuego. Sería espantoso ver arder esta montaña, con sus miles de preciosos helechos a los lados de la carretera y el bosque tan magnifico de altísimos pinos y robles. Lo siguiente que hice fue mandar un whatsApp a mis colegas para que supieran de mi hazaña.



Con la triple corona en el bolsillo, por mi mente empezaron a rondarme pensamientos extraños. Por un momento se me paso por la cabeza descender hasta la población de Navafría en Segovía para luego volver a subir este puerto por la otra vertiente. Este razonamiento no me duro mucho, en seguida recuperé la cordura. Además mañana quería volver a salir con la bici para escalar el monte Abantos. Una cuatruple corona ahora es impensable para mi. Tras estas divagaciones acometo un rápido descenso deshaciendo todos los kms que había echo anteriormente de subida.


Curiosamente en el descenso me sucede algo realmente sorprendente. Durante el primer km voy transitando por una carretera completamente seca, pero a partir de aquí observo como el asfalto comienza a estar mojado. En un principio pensé que algún arroyo que pasaba por allí se habría desbordado. Pero no, a medida que descendía la carretera se encontraba más y más encharcada. La teoría más factible, es que al encontrarme tan arriba, a 1773 metros de altitud, había conseguido burlar las nubes y la lluvia.



A la entrada de Lozoya, a tan solo dos kms del lugar donde tenía estacionado el coche comienza a caerme unos goterones de escandalo, que se convierte en una lluvia intensa justo al finalizar la ruta. Por suerte me dió tiempo a guardar la bici y cambiarme de ropa antes de que llegará a este precioso pueblo del valle de Lozoya "la tormenta perfecta". Al menos sirvió para que me limpiará el coche. La ruta arroja unos datos interesantes: 86 kms realizados en 4h 39m (tiempo encima de la bici) a una media de 19 km/h. Y más de 1900 metros de desnivel acumulado. La fusión entre mi buen estado de forma física y el agrado que siento al montarme en mi bici de carretera me hacen pensar en nuevos retos. Quizás "la Perico" sería una excelente opción.

PERFIL:




TRACK DE LA RUTA:


2 comentarios:

  1. Lo dicho, que envidia me das!!!! Enhorabuena!!!

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  2. Qué buena ruta, sobre todo si puedes dedicarle tiempo, yo también he estado unos días de "rodriguez" y las rutas sin pensar en el reloj se disfrutan de un modo especial, al menos para mí.

    Dentro de unos días estaremos en Cercedilla, así que por fín podré conocer un poco tu zona.

    Saludos.

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